Decálogo para el nuevo año

(Si quieres puedes porque, como todo el mundo sabe, querer es poder)

Reclamo el derecho a elegir el camino que me va mejor. Es lo más oportuno siempre.

Reclamo el derecho a aceptar solo lo que me beneficia…

Así como reclamo el derecho a negarme a hacer aquello que va en contra de mis principios, porque ¿y si no resulta?

Declino cualquier cosa que me obligue a algo en lo que no creo por no estar segura del todo de que sea eso lo que me más me convenga.

Me echaré la culpa a mí, y solo a mí, si lo que decido no funciona. Porque si algo falla ¿qué es eso de declinar responsabilidades? ¿Qué es eso de desacreditar a otros por errores propios?

Hazte cargo de ti mismo ¿cómo si no vamos a aceptarnos?

Hazte cargo también de las circunstancias ajenas. No siempre estamos en nuestro momento más sereno ni damos lo mejor de nosotros mismos.

Actúa, no pienses tanto como para quedarte ahí parado para siempre.

Sonríe y que esa sonrisa te salga de forma natural, no siempre es fácil.

Esto del listado de aspiraciones para el próximo año es un clásico, puedes suscribirlo, aunque no es obligatorio claro.

Petu, 30 diciembre 2021

El viejo cerebro no puede comprender al nuevo

Pienso que es importante comprender la operación, el funcionamiento, la actividad del viejo cerebro. 

Cuando el cerebro nuevo opera, el viejo cerebro no puede comprender al cerebro nuevo. 

Sólo cuando el viejo cerebro, que es nuestro cerebro condicionado, animal, el cerebro cultivado a lo largo de los siglos, que busca perpetuamente su propia seguridad, su propio bienestar, sólo cuando ese viejo cerebro está quieto, verá usted que hay una clase de movimiento por completo diferente, y este movimiento es el que va a originar claridad. Este movimiento es en sí mismo claridad. 

Para comprender, debemos comprender el viejo cerebro, darnos cuenta de él, conocer todos sus movimientos, sus actividades sus exigencias, sus búsquedas; por eso la meditación es muy importante. No me refiero al sistematizado, absurdo cultivo de cierto hábito de pensamiento y todo eso; es demasiado inmaduro e infantil. 

Por meditación entiendo comprender las operaciones del viejo cerebro, vigilarlo, conocer sus reacciones, sus respuestas, sus tendencias, sus requerimientos, sus búsquedas agresivas; conocer todo eso, tanto la parte consciente como la inconsciente. Cuando usted conoce eso, cuando lo percibe, sin controlarlo ni dirigirlo, sin decir: «Esto es bueno, esto es malo; me quedaré con esto, no me quedaré con aquello»; cuando ve el movimiento total de la mente vieja, cuando lo ve por completo, la mente se aquieta por sí misma.

Jiddu Krishnamurti. 1895-1984