Superpoderes que te gustaría tener – Superpowers you would like to have

No deberíamos alejarnos demasiado de esa sensación de que todo nos sale bien, de que todo va por buen camino, ese que te va a facilitar las cosas e impedir que des vueltas en círculos. Me gustaría tener ese poder que para mí es súper. A veces, incluso haciendo buenas preguntas y buscando su contestación divagas. No digo nada si las preguntas y respuestas no son las adecuadas. Eso es meterse de lleno en un jardín. Enfrentarse a una situación que puede representar un problema para ti y tener esa naturaleza especial para resolverlo, eso es un superpoder y también lo es tener la facultad de corregir equívocos, enderezar malentendidos con personas y con situaciones escabrosas en general. Ante lo ambiguo, sospechoso o dudoso de un fenómeno, poder seguir unas claves que te permitan dar una solución óptima es un don.

Cuando éramos pequeños en nuestras fantasías incluíamos facultades extraordinarias porque quizá pensábamos que las otras ya las teníamos incorporadas de serie. Preferíamos aquellas que nos otorgaban poderes más llamativos, como volar, ser invisibles o tener una fuerza titánica para desembarazarnos de aquel niño abusón o de las injusticias que cometían contra nosotros los “malotes” del patio del colegio ¿Quién no los ha buscado como deseos incluso en la época de la adolescencia? 

Nunca me ha interesado demasiado conocer los pensamientos de los demás. Bastante tengo ya con ordenar los míos y si no puedo refrenarme lo pregunto directamente. Me ayuda más conocer las intenciones ajenas cuando, a todas luces y con los datos que tengo, vienen a por mí con la clara intención de hacer daño. Las reflexiones de la mayoría son como las nuestras, incontrolables, sin freno y regodeándose continuamente en dar palos de ciego ¿Para qué querríamos meternos en otra mente que no sea la nuestra? Solo pensar en eso las palabras que acuden a mí son: ¡menudo suplicio! 

A veces tendría suficiente con dar a la flechita de deshacer, ir a la situación anterior antes de haber provocado el desastre y estar en situación de corregir esa metedura de pata. Es más reparadora para mí que la de la dirección. Aunque nunca suelo saber hacia donde me dirijo, puedo perfectamente prescindir de esta orden y hacerme con la de rectificar y poner remedio a alguna calamidad de las que bordo. Es una gran flecha, un gran mandato, es la tirita de todas las heridas, sean sangrantes o no. De existir también para la vida real, la flecha del deshacer a mí me sacaría de errores garrafales enormes, algunos inconscientes aún después de realizados, otros conscientes cuando ya los has hecho, pero ninguno a sabiendas. 

Para resumir, aquello que me gustaría poseer de forma mágica pondría lo siguiente:

–Estirar y encoger el tiempo sería fantástico, tendría en mis manos el control de los buenos y malos momentos a solo un toque de varita mágica y dispondría de ellos a gusto.

–Tener el don de la infalibilidad, para evitar fallar más que una escopeta de feria, o unas gafas para dar en el clavo (¿o sería un martillo?), acertar la diana y hacer realidad los deseos.

–Dar buenos consejos y usar de manera acertada cualquier circunstancia y colocarla a mi favor.

Tampoco pido mucho, casi nada ¿no? Nimiedades. Si me lo conceden prometo utilizarlo solo en ciertas ocasiones, y únicamente para causas beneficiosas.

Petu, 30 enero 2022